Pareciera que el espíritu de su cultura milenaria se niega a desaparecer , es por eso que Chincheros enamora a sus visitantes, los que pueden disfrutar de un turismo vivencial, al ser parte de la rutina de sus tejedoras quienes de un modo bastante lúdico comparten el proceso del tejido, desde como lavan la lana de oveja con unas raíces que proporcionan tanta espuma como un shampoo comercial, luego enseñan la variedad de tintes que ellas obtienen de su entorno natural como por ejemplo la cochinilla, que es un insecto que aparece en los cactus, de el se obtiene una variedad de 25 tonalidades de rojos. también tiñen con girasol, tumbo, maíz morado, chilca, minerales etc...
Luego pasan a enseñar lo hábil que son al hilar las lanas ya teñidas para finalmente pasar al telar y dar vida a hermosas mantas . es impensable regatear el precio de sus trabajos pues una manta a telar les toma 7 día trabajando 5 a 6 horas diarias.
Es maravilloso ver como estas comunidades se fueron uniendo con el solo propósito de hacer valer su patrimonio vivo, aferrándose a su cultura, y manteniendo la tradición de sus costumbres de padres a hijos.
Agradezco por las fotografías proporcionadas por mi amiga Gabriela Aliaga, quien estuvo hace poco en Cusco. y me pudo traer tintes naturales maravillosos para mis trabajos " Domo Chamal "
